Hoy,
domingo, se festeja el día del niñx. Para algunxs es un día festivo, una razón
para pasarla en familia. Para otrxs puede significar sólo un día más del
calendario, o un mero motivo para gastar plata. Es también una fecha en la cual
se focalizan muchas organizaciones considerándolo el día por excelencia para
hacer felices a lxs chicxs que menos tienen. Pero además, es un día más que
especial en la cárcel. Como se podrán imaginar, los penales están llenos de
padres y de madres, por lo que el día del niñx es un momento importante, siendo
una posibilidad para encontrarse con sus hijos e hijas, con quienes no
comparten el día a día, y de agasajarlxs e intentar suplir en un ratito de
felicidad la ausencia cotidiana.
Se
trata de una de esas fechas que rompen con la rutina. Una de esas oportunidades
para hacer algo distinto. Para quienes tienen la enorme suerte de recibir
visita, exige estar pensando durante mucho tiempo qué se podrá hacer, la manera
de conseguir lo necesario, y planificarlo con la familia. Desde varias semanas
antes se la vive como una fecha que merece una preparación especial. La organización
comienza arreglando el salón de visitas, preparando tortas, armando disfraces
de payasos, ensayando obras de teatro, y por qué no, confeccionando títeres y
juguetes para regalar.
Por otro lado, implica familias enteras
moviéndose, viajando desde su hogar hasta la ciudad en la que se encuentre la
cárcel. Si nos detenemos a pensar, teniendo sólo en cuenta al SPB estaríamos
hablando de 30.000 personas privadas de su libertad, es decir, 30.000 familias.
Restando aquellxs familiares que no puedan trasladarse hasta donde sea que esté el penal, el número se estaría reduciendo casi a la mitad. Sin
embargo, es mucha gente que vive el Día del niño de una manera muy diferente a
la que estamos acostumbradxs: cruzando grandes distancias, invirtiendo mucha
plata en viaje y en comida, ropa y elementos de higiene para dejar, las horas de
espera en la entrada al llegar, las típicas requisas intimidantes de cualquier
visita una vez adentro. Todo para concretar un encuentro que durará unas horas,
pero que será por todo esto sumamente valioso y intenso.
Los
juguetes y demás para regalarle a lxs pequeñxs también son importantes en el
festejo, siendo necesario recurrir a donaciones de jugueterías, ministerios u
organizaciones. También se busca quien colabore con lo necesario para elaborar
una gran torta y algunas cosas ricas. Ahora bien, para que estos pedidos se
concreten hay que pasar ciertas barreras. La primera, el olvido e indiferencia
de la gente, que no suele tener en cuenta que en las unidades penitenciarias la
fecha existe. La segunda, las trabas, falta de voluntad y la ausencia de consideración
del personal penitenciario, siempre ávido de quedarse con lo más que pueda.
Así, a pesar de la ilusión de ver a lxs hijxs, la fecha no está exenta de angustias
y preocupaciones en los padres y madres, atadxs de manos a la hora de poder
conseguir estas cosas tan básicas, y no tanto, para hacerles pasar a sus hijxs
un día lo más feliz posible.
En
las unidades de mujeres puede ser aun más duro que en las de hombres porque las
visitas suelen ser mucho más reducidas. Con una condena no sólo se castiga a una
persona, sino que el encarcelamiento se extiende más allá, y toda la familia
pasa a sufrir las consecuencias. Y es el caso de las mujeres cabezas y sostén de
familia, que al caer presas suelen quedar muy aisladas, ya que los familiares
no van a visitarlas por los costos, o por no tener que someter a lxs niñxs a
las requisas de los penales. La cárcel no sólo priva de la libertad, también
nos priva de nuestra relaciones, busca romper lazos, aislarnos de nuestros
afectos.
Por
todo esto es que un día como el de hoy se vuelve tan significativo en un lugar
con condiciones tan adversas, al que poca ayuda llega y al que hasta a quienes
quieren ir les cuesta acceder. Y un encuentro para dar un juguete se vuelve
mucho más que eso. Entonces, el comprometernos con estas fechas también se
vuelve más necesario, pensando en las maneras de contribuir a romper con ese
aislamiento al que la cárcel lleva y al que durante la mayor parte del tiempo
quienes más afectados están por ello, deber hacer frente solxs.
Inés G. y Juan L.
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