Por Oscar Toledo
Gibbon
observa que en el libro árabe por excelencia, en el Alcorán, no hay camellos;
yo creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad del Alcorán bastaría
esta ausencia de camellos para probar que es árabe.
J. L. BORGES,“Discusión”
J. L. BORGES,“Discusión”
El viernes 17 se
realizó en la Unidad 1 de Olmos el cierre de los talleres de fotografía con la
presencia de los participantes del mismo. En ello se expuso el trabajo
realizado durante casi un año junto a estudiantes y docentes de la Facultad de
Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata.
Hasta
ahí todo normal. En el evento de cierre se había organizado tanto la comida
para agasajar a lxs invitadxs como la participación de una banda del penal para
ponerle más calor y hacerlo más ameno. Pero como de costumbre, sucedió “lo
mismo de siempre” y no se permitió que estas cosas se realizaran. Más allá de
esto, la actividad no se suspendió. Hubo oradores del centro de estudiantes que
dijeron unas palabras por la finalización, como así también estudiantes y docentes;
todo entre risas, mates y tortas fritas preparadas a último momento para que las
panzas no hagan ruido. Salvo por las bajas mencionadas, todo en marcha hasta
que unx, dando vueltas en el salón de actos de la escuela comenzaba a observar
las fotografías.
Enmarcadas en cuadros grandes
como en una galería de arte, se podían ver sobre las paredes del salón fotos de
los estudiantes tomando mate; fotos de sombras proyectadas sobre las veredas
(mucha originalidad); fotos donde se recreaba un paisaje de pasto, árboles,
flores y plantas, es decir un paraíso para una cárcel de máxima seguridad que
es puro cemento. También una fotografía reflejando una situación de enseñanza:
en ella se podía ver a una profesora escribiendo sobre el pizarrón y los
estudiantes leyendo. Es decir lo que
hacen las fotografías, ¿no? Tomar la realidad y recrearla. Seleccionar qué
parte se quiere mostrar, todo con una intencionalidad. El o la artista opta por
una parte de la realidad y la quiere reflejar. Desea mostrar lo que siente,
expresarse, comunicarse con lxs otrxs…Y es ahí mismo donde unx, que tiene
cierta frecuencia en esos contextos de encierro, que también habla con lxs presxs
sobre la cotidianeidad de la cárcel, es ahí donde con cierto malestar dice: “¡pero esto no es la cárcel!”
Las
fotografías tenían nombre y apellido del autor, y descripción. Era muy difícil
sacarle la atención a una fotografía de un árbol. Estaba tomada desde abajo,
desde donde se veía el tronco con sus ramas, y al final de la copa del árbol,
el cielo. La descripción del autor se volvía más interesante: “El tronco
simbolizando la justicia, las ramas la larga burocracia que pone trabas, y al
final el cielo que es la libertad”. Sobre esta misma fotografía existió una conversación
donde uno de los estudiantes que coordinaba el curso de fotografía, le propuso al
autor cambiar la descripción por miedo a
que no se lo dejen exhibir o le hagan algún planteo por esto. El autor le respondió
que no estaba describiendo nada que no sea cierto.
Ahí empiezan las dudas sobre las
fotografías y su contenido. Nos comentaron que las fotos pasan por un control. Tanto
fotografías como descripciones debían pasar por el Servicio Penitenciario
Bonaerense para aprobar su exhibición (de esta manera es imposible dejar de
preguntarse qué sucede dentro de las cárceles para que el Estado no quiera que
se exhiba en forma de fotografía). En sí, hay una limitación por parte del Estado
sobre la creatividad de lxs autores (aunque por suerte, en este caso todas
pasaron).
Había
fotos interesantes reflejando la soledad, otra de una persona sobre una reja
reflejando el encierro, como también sobre la pobreza mostrando unas zapatillas
rotas donde la imagen se reproducía en blanco y negro. A su manera, y burlando
al control, se exhibían ciertas cosas que existen en la cárcel. Pero, ¿será realmente lo que quieren exteriorizar
o los obligan a visibilizar eso? Lo que se puede y no se puede mostrar, ¿limitará
también el trabajo que hacen tanto lxs estudiantes como profesorxs de la
facultad en la cárcel? Con verdadera libertad de expresión, ¿se mostrarían esas
cosas?
Con todo lo que sucede en la cárcel
se presiente que podrían haber sido otro tipo de fotografías. Mostrando los
pabellones comunes y la vida allí adentro, la comida, las visitas, etc. Se
podrían hacer montones de juegos entre descripciones y fotografías y volverse
artistas críticos sobre la realidad carcelaria que se sufre. En fin… ¡hasta la
libertad de hacer arte te quitan en la cárcel!
Bastante complejo el asunto para reflejarlo en una imagen, hasta nos
quedan cortas la palabras. De todos modos y jugando un poco con la frase de
Borges de más arriba, podríamos decir: En las fotografías de la Unidad 1 de
Olmos se observa que no hay situaciones de injusticia y por lo tanto no es la cárcel;
pero creo que si hubiera alguna duda sobre la autenticidad de la injusticia que
hay en la cárcel bastaría esta ausencia de estas imágenes para probar que es
cierta.
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