domingo, 18 de agosto de 2013

En las cárceles, hoy también es el Día del niñx




Hoy, domingo, se festeja el día del niñx. Para algunxs es un día festivo, una razón para pasarla en familia. Para otrxs puede significar sólo un día más del calendario, o un mero motivo para gastar plata. Es también una fecha en la cual se focalizan muchas organizaciones considerándolo el día por excelencia para hacer felices a lxs chicxs que menos tienen. Pero además, es un día más que especial en la cárcel. Como se podrán imaginar, los penales están llenos de padres y de madres, por lo que el día del niñx es un momento importante, siendo una posibilidad para encontrarse con sus hijos e hijas, con quienes no comparten el día a día, y de agasajarlxs e intentar suplir en un ratito de felicidad la ausencia cotidiana.

Se trata de una de esas fechas que rompen con la rutina. Una de esas oportunidades para hacer algo distinto. Para quienes tienen la enorme suerte de recibir visita, exige estar pensando durante mucho tiempo qué se podrá hacer, la manera de conseguir lo necesario, y planificarlo con la familia. Desde varias semanas antes se la vive como una fecha que merece una preparación especial. La organización comienza arreglando el salón de visitas, preparando tortas, armando disfraces de payasos, ensayando obras de teatro, y por qué no, confeccionando títeres y juguetes para regalar.

Por  otro lado, implica familias enteras moviéndose, viajando desde su hogar hasta la ciudad en la que se encuentre la cárcel. Si nos detenemos a pensar, teniendo sólo en cuenta al SPB estaríamos hablando de 30.000 personas privadas de su libertad, es decir, 30.000 familias. Restando aquellxs familiares que no puedan trasladarse hasta donde sea que esté el penal, el número se estaría reduciendo casi a la mitad. Sin embargo, es mucha gente que vive el Día del niño de una manera muy diferente a la que estamos acostumbradxs: cruzando grandes distancias, invirtiendo mucha plata en viaje y en comida, ropa y elementos de higiene para dejar, las horas de espera en la entrada al llegar, las típicas requisas intimidantes de cualquier visita una vez adentro. Todo para concretar un encuentro que durará unas horas, pero que será por todo esto sumamente valioso y intenso.

viernes, 16 de agosto de 2013

Rompiendo paredes. Reflejos de nuestras vidas.

Construir un espacio que libere, que resulte disruptivo y a la vez, constructivo… ese desafío encaramos junto a las compañeras que están privadas de su libertad en la Unidad 33 de Los Hornos. En esta tarea, nos resultó imprescindible reflexionar desde una perspectiva de género, criticando lo que consideramos opresiones y reflexionando en conjunto sobre aquello que podría ser liberador.

En este audio compartimos algunas de esas ideas y estereotipos se nos quiere imponer y frente a lo que decimos: NO.


martes, 6 de agosto de 2013

Leyendo entrelíneas: para que no se nos escape lo que dicen las palabras

“El ataque a la jerarquía debe comenzar con un ataque a las definiciones,
etiquetas y nociones convencionales de quién es quién y qué es qué.”
Howard Becker, Outsiders.


(Nota publicada en la revista Atrapamuros #4)

El significado de las palabras no es algo universal. La misma palabra puede significar algo diferente dependiendo de quién la diga, en qué momento y dónde. Como ocurre en la cancha, en la escuela, en la mesa y en la calle, en la cárcel las palabras adquieren cierto contenido propio. No me refiero al famoso “idioma tumbero” (o no sólo a él), sino a ciertos cambios que se generan en algunos significados.

Por ejemplo, en charlas fuimos aprendiendo que “mi rancho” es la persona con la que se comparte celda, una especie de familiar, con el/la que más tiempo se pasa y con el/la que se llega a construir una relación afectiva muy fuerte. También supimos que “la latita” suele referirse, en las cárceles de mujeres, al camión de traslado; y que en un relato el “me subieron a la lata”, por más que no siempre vaya acompañado de aclaraciones sobre cómo fue, expresa muchos problemas y percances. Pero además de estos cambios en las maneras de nombrar, descubrimos otros que si bien estaban ahí, a la vista, fue necesario ir combinando observaciones, charlas, lecturas y reflexiones para notarlos.

Algunos de estos cambios tenían que ver con modificaciones que se producían en el significado de algunas palabras debido al contexto nuevo en el que nos encontrábamos. Por estar en la cárcel y por cómo funcionan las cosas allí, ciertas palabras implican otras cosas. Abajo siguen algunos ejemplos de lo que digo, palabras que podrían definirse de la siguiente manera:

Visita: momento de la semana o el mes en que se tiene contacto con alguien de afuera, algún familiar o amigx. Momento en el que aquellxs a quienes se quiere dejan de ser una voz al otro lado del teléfono o un recuerdo en los ratos de nostalgia. / Oportunidad de conseguir lo indispensable (si la familia puede, claro): comida, abrigo, pañales, leche, frazada, cigarrillos, tarjetas de teléfono.

Afuera/la calle:  Lugar donde se ansía volver a estar, con muchas esperanzas y muchos miedos.

miércoles, 17 de julio de 2013

Evento en la U.9 por el Día del periodista


Unidad Penitenciaria N° 9 de La Plata, viernes 12 de julio, 14hs. A pesar de que nos encontramos a pocas cuadras del casco urbano de la ciudad, 76 entre 10 y 11 no es una cuadra que llame la atención por las muchedumbres, más bien todo lo contrario. Esta manzana del barrio Villa Elvira, más allá de momentos puntuales (como la visita), permanece poco transitada; vacía podríamos decir. Vacía por fuera, por dentro está siempre llena, obvio. Sin embargo el último viernes, alrededor de las 14hs, distintos grupitos comienzan a congregarse en la entrada del edificio gris, espejado, enrejado, con sus muñecos armados en la puerta, esperando el turno para entrar. Nombre, apellido, DNI: si estás en la lista, adentro. Nuevamente: nombre, apellido, DNI. Y ahora también llaves, dinero, celular, cámara fotográfica, grabador, filmadora, medicamentos. Todo entregado: segunda puerta. Ellxs, uniformadxs, nos hacen esperar hasta que finalmente la puerta se abre y pasamos a un cuartito. “Entren todos los que puedan”. Cuando se cierra la segunda puerta, se abre la tercera. Salimos al patio, primera reja y el mismo procedimiento. Cuando estamos todos del otro lado, se cierra la primera y se abre la segunda que nos lleva directo al patio, único espacio verde de la Unidad, totalmente embarrado por las intensas lluvias. A nuestra derecha pabellones, torres, ventanitas enrejadas. Está nublado y hace frío, debe ser por eso que nadie se asoma, aunque sea para tirarle algún piropo a las chicas. Al final se divisa un gran salón y hacia allí vamos. Es el pabellón evangélico, pero hoy se lo prestan al Centro de Estudiantes Universitarios Santo Tomás de Aquino (CEUSTA), para realizar el evento en conmemoración por el Día del Periodista.

jueves, 11 de julio de 2013

Atrapamuros en el Frente Popular Darío Santillán - Corriente Nacional


Desde hace poco más de un mes el colectivo Atrapamuros forma parte del Frente Popular Darío Santillán – Corriente Nacional. Esta decisión colectiva nos entusiasma y moviliza, porque sintetiza años de militancia y los potencia de formas diversas, abriendo mil caminos difíciles de pensar hace pocos años, al mismo tiempo que hermana nuestra lucha cotidiana con la de tantxs otrxs que nos movemos por un cambio radical en nuestras sociedades.

La relación entre Atrapamuros y el FPDS siempre fue muy cercana. De hecho, el grupo a partir del cual nacimos como colectivo fue conformado por el AULE, la agrupación del FPDS-CN en la Facultad de Humanidades de la UNLP, hace ya más de seis años. Poco tiempo después de esa primera convocatoria Atrapamuros aparecía como un colectivo nuevo, diferenciado del AULE pero no por eso alejado de sus luchas, para comenzar un recorrido propio.

jueves, 4 de julio de 2013

Expresiones de un cambio

Suena la campana de un reloj de péndulo marcando las doce en punto de la noche. Frente al sillón donde me encuentro, donde dejo caer las agonías diarias de este martirio que me causa la etérea existencia, cuelga en la pared, junto a la chimenea, un cuadro. Es un cuadro abstracto que en un tiempo tuve la fuerza de terminar, aunque, a pesar de ser amante del arte, siempre he carecido del poder que necesita todo artista para satisfacer sus metas y concretarlas.

Al analizarlo atentamente, divisé, de modo vago, el movimiento leve de unas cuantas de sus líneas; pero pensando con lógica asumí que sólo habría sido a causa del reflejo del fuego o tal vez resultado del cansancio que mi cuerpo albergaba.

Refregué mis ojos con ambas manos y me serví una copa más de vino añejo. Mientras me acercaba a la chimenea para agregarle leña, con la copa en la mano, observé nuevamente el cuadro y esta vez comprobé que en realidad la simetría del dibujo iba cambiando, como también la velocidad de sus transformaciones.

Mis ojos, anonadados, empezaron a irritarse por las amorfas piruletas de las líneas y por los matices de aquella suerte de óleo, mientras que el sonar del reloj continuaba sin fin, como si hubiera atrapado en su eternidad al asustado corazón mío. Todas las demás cosas del lugar quedaron naufragando en la oscuridad, pues el fuego se extinguió de repente dejándome a merced de las fauces de la noche. Sólo se veía el cuadro, aquel portal que algún ente o energía manipulaba a su antojo.

De pronto, las líneas, los matices y los contrastes se detuvieron dejando una forma de expresión por demás curiosa. Frente a mis ojos aparecía una paloma con una espada negra atravesada de lado a lado, toda ensangrentada. Llevaba en su pico una rosa roja. No podía volver de mi asombro. Aquella pintura, que una vez fue el comienzo del sueño de ser artista –sueño que quedó suspendido en la poca altura que mi amor le había dado- había tomado vida por algún maleficio diabólico, hechizo, magia o conjuro.