miércoles, 29 de octubre de 2014

7 días en la vida


Reina Maraz, mujer inmigrante boliviana y pobre, fue condenada este martes 28 de Octubre a cadena perpetua. Una historia de violencias constantes y encarcelamiento selectivo que continúa silenciada, sin traducciones.

Haciendo memoria

En Mayo del 2014 se hizo público el caso de Reina Maraz, una mujer quechua, inmigrante boliviana y pobre, que no hablaba castellano y sufría violencia por parte de su marido y su familia política. Por aquel entonces definíamos violencia de género y asegurábamos que las múltiples opresiones sufridas por Reina a lo largo de su vida eran claro ejemplo de la cotidianidad que viven muchas mujeres puertas adentro de su hogar y, por qué no decirlo, tras los muros de las cárceles bonaerenses.

El 21 de Octubre del mismo año se anunció el comienzo del juicio que investigaba a Reina por el asesinato de su marido, Limber Santos. El 28 de Octubre, se anunciaba su culpabilidad. Una semana, tan sólo 7 días le llevó a la justicia declarar culpable a Reina Maraz y condenarla a cadena perpetua por asesinato. Casi 4 años, aproximadamente 720 días, le llevo a Reina contar su historia y ser escuchada, o al menos, eso creería.

Sentada frente a la jueza Silvia Etchemendi, acompañada por Marcela Alejandra Vissio y Florencia Butiérrez, Reina logró contar su historia gracias al asesoramiento y acompañamiento realizado por la Comisión Provincial por la Memoria, quien se aseguró de conseguirle una intérprete quechua.

Entre pausas para permitir que se traduzcan sus palabras, la inmigrante acusada relato cómo su marido Limber la obligó a venir a vivir a Argentina con la amenaza de llevarse a sus dos hijos con él. Cómo llego a golpearla hasta por 8 horas seguidas bajo los efectos del alcohol y cómo entregó a Reina, su cuerpo y su libertad, para pagar una deuda con su vecino Tito Vilca Ortiz.

viernes, 3 de octubre de 2014

Cómo tratar de pasar los días

Fotografía: Georgiana SaintClair
Hola, hoy les voy a contar cómo es un día mío en la cárcel, que no es muy divertido que digamos. Bueno, me levanto al oír al encargado cuando viene a pasar lista, que es más o menos a las 8:00 am. Me lavo la cara y los dientes, mientras tanto pongo una pava para tomar unos mates, y pienso cuándo será el día que pueda irme a mi casa para poder estar con mis seres queridos, que los extraño mucho.