Talleres

Nuestra forma principal de intervención en las Unidades Penitenciarias se realiza a través de talleres donde tenemos como horizonte la educación popular, orientando nuestro accionar educativo en pos de un proceso de liberación. Se trata de espacios de encuentros semanales en los que se busca encarar un proceso educativo colectivo junto a hombres y mujeres privadxs de su libertad.

La Educación Popular, en oposición a la educación formal, es para nosotrxs la herramienta por excelencia para el cambio. A través del diálogo y la reflexión colectiva, el proceso educativo se vuelve también proceso emancipatorio en tanto es crítico y nos permite construir a partir de esa crítica, situándonos en la realidad en la que nos encontramos para actuar sobre ella.

Son éstos aspectos fundamentales para nosotrxs debido al territorio en el que trabajamos. Las cárceles en su mayoría están ocupadas por personas que a lo largo de su vida han visto vulnerados sus derechos más básicos, que a diario sufren la estigmatización y la violencia del sistema, situación que en el encierro sólo empeora más. Se trata de personas cuya voz no es escuchada y su situación invisibilizada. Por esto, recuperarlas como sujetos activxs con conocimientos y experiencias muy valiosas a partir de las cuales reflexionar, se vuelve fundamental. De la misma manera, situar el proceso educativo en el lugar en el que estamos, nos obliga a preguntarnos qué tipo de educación pretendemos, y cómo llevarla a cabo en el día a día, posibilitando la construcción de nuevas relaciones que vayan en contra de las lógicas represivas de la cárcel.

Así, la educación popular también impulsa a la acción, a la toma de posición y a la decisión de actuar para cambiar la realidad opresiva en la que se vive. Partir de la crítica y pasar a la acción conjunta, mediante la creación de un conocimiento colectivo.

La Educación Popular, como toda propuesta pedagógica, es una toma de posición política y en nuestro caso, optamos por considerarla como una herramienta escapatoria, una práctica de liberación. La educación siempre es política porque implica una manera de relacionarnos y de llevar a cabo nuestra vida, siempre lleva en sí una decisión sobre cómo vivir y cómo proyectar la práctica educativa de cara al futuro que queremos construir.

Nuestras actividades en la cárcel giran en torno a estas ideas. Intentamos enseñar y aprender relacionándonos con hombres y mujeres privadxs de su libertad. Y como entendemos que la práctica educativa es una actividad transformadora, reflexionamos sobre la realidad en la que estamos inmersxs y sobre la realidad que queremos, dirigiendo nuestros esfuerzos hacia la construcción de un mundo mejor.