Reina Maraz, mujer pobre e inmigrante, estuvo un año presa
sin saber por qué. Lejos de ser un caso excepcional, su trayectoria de vida es
consecuencia de la compleja trama de violencias que sufren las mujeres y las
respuestas desplegadas desde el Estado.
La historia de Reina Maraz
En Noviembre del 2010, Reina Maraz ingresó al penal femenino
Nº33 de Los Hornos, provincia de Buenos Aires. Allí estuvo alojada junto a su
beba (nacida dentro del penal) durante un año sin saber por qué. Parecería ser
que nadie se había percatado o interesado en que Reina, oriunda de una
comunidad Kichwua de Bolivia, no hablaba castellano.
En 2011, el Comité Contra la Tortura conoció a Reina y
comenzó a trabajar sobre su caso llevando a una traductora quechua. “No
entiendo nada” fue lo primero que tradujo la profesional. Las palabras de la
mujer fueron el puntapié que permitió develar la trama de violencias de género
institucionales que el sistema judicial ejercía sobre ella.