miércoles, 21 de mayo de 2014

La situación actual de las mujeres privadas de su libertad*


Reina Maraz, mujer pobre e inmigrante, estuvo un año presa sin saber por qué. Lejos de ser un caso excepcional, su trayectoria de vida es consecuencia de la compleja trama de violencias que sufren las mujeres y las respuestas desplegadas desde el Estado.

La historia de Reina Maraz

En Noviembre del 2010, Reina Maraz ingresó al penal femenino Nº33 de Los Hornos, provincia de Buenos Aires. Allí estuvo alojada junto a su beba (nacida dentro del penal) durante un año sin saber por qué. Parecería ser que nadie se había percatado o interesado en que Reina, oriunda de una comunidad Kichwua de Bolivia, no hablaba castellano.

En 2011, el Comité Contra la Tortura conoció a Reina y comenzó a trabajar sobre su caso llevando a una traductora quechua. “No entiendo nada” fue lo primero que tradujo la profesional. Las palabras de la mujer fueron el puntapié que permitió develar la trama de violencias de género institucionales que el sistema judicial ejercía sobre ella.

viernes, 16 de mayo de 2014

NOS RE VOLAMOS #2

Aunque no pudimos juntarnos todxs en un mismo lugar, vernos las caras, compartir un mate o darnos un abrazo, nos re volamos igual. La Nos Re Volamos #2 es la producción de dos talleres de revista de Atrapamuros, dos de los muchos talleres de diferentes temáticas que hacemos en unidades de La Plata. Dos talleres distintos, con características propias, que comparten un mismo objetivo: hacer oír la voz de los pibes que lo integran.

Porque de la cárcel se habla mucha gilada, y poco es de boca de quienes la viven. Les dejamos el segundo número de la Nos Re Volamos, un conjunto voces, pensamientos, palabras sentidas, palabras discutidas, escritos y expresiones que fueron confluyendo en notas y que adquirieron forma de revista.

Difundí NOS RE VOLAMOS y volate con nosotrxs.


jueves, 8 de mayo de 2014

8 de mayo: Día Nacional de Lucha contra la Violencia Institucional



La cárcel es corrupción, tortura, violación de Derechos Humanos; la cárcel es violencia institucional


En la cárcel conviven la corrupción, la desidia y la inoperancia. Lxs agentes penitenciarixs, como funcionarixs públicos, cometen delitos a diario. Los grandes montos de dinero destinados a la compra de insumos se pierden en el camino, a los presos y a las presas les falta la comida, el agua, los elementos de higiene, padecen las necesidades más básicas. Pero los delitos del Servicio Penitenciario quedan impunes, impunidad que perpetúa la corrupción.

En la cárcel se padece tortura por acción u omisión de agentes del Estado, o por medio de terceros bajo el consentimiento de los mismos. Las agresiones físicas son tortura. La violencia de género es tortura. Las malas condiciones de salud son tortura. La privación del derecho a la educación es tortura. Las inhumanas condiciones de detención son tortura. Los traslados constantes son tortura. El trabajo esclavo es tortura. La ruptura de vínculos familiares es tortura. El aislamiento como castigo es tortura.

En la cárcel se violan Derechos Humanos. En la cárcel el Estado no genera las condiciones necesarias para una vida diga. Las personas encerradas no pueden ejercer sus derechos políticos y civiles, económicos, sociales y culturales. La cárcel priva mucho más que la libertad ambulatoria.

jueves, 1 de mayo de 2014

Sin gorra ni cachiporra: REpensando el rol de la cárcel en la sociedad *

Reflexiones sobre las ideas de resocialización y reinserción.

Atrapamuros es un colectivo que desde hace seis años se mete en las cárceles de la ciudad de La Plata para proponerle a los presos y las presas talleres abordados desde la educación popular. Tras estos años de trabajo, y teniendo en cuenta nuestro constante intercambio con lo que ahí adentro se llama “la calle”, nos parece necesario criticar dos conceptos que no suelen ser cuestionados, pero sí muchas veces mencionados: la reinserción y la resocialización.


Para empezar, somos conscientes que al intentar analizar estas ideas estamos desechando la peor de las posturas, ya que hay quienes no dudan en repetir “que los delincuentes se pudran en la cárcel”, frase tan trillada como aberrante. Esa es una postura retrógrada, sí, pero igualmente creer que la cárcel es una institución rehabilitadora que reinserta y resocializa personas tampoco es tan copado.