miércoles, 24 de junio de 2015

El día que Aníbal me ninguneó



Aníbal Fernández no tuvo ningún reparo en ningunearnos cuando declaró, el 26 de junio de 2002, que había sido un enfrentamiento entre piqueteros. Sostenía que nuestros compañeros asesinados –por la espalda–, se habían matado entre ellos. Cuando la sangre de Darío y Maxi todavía estaba desparramada en la estación Avellaneda, Aníbal protegió a la policía y acusó a las organizaciones que estaban reclamando por una vida más digna. No sólo negó la verdad y acusó a las propias víctimas de victimarios, sino que siquiera tuvo la nobleza de reconocer que se estaban haciendo reclamos justos. Llamó a nuestro plan de lucha “un cronograma de hostilidades” como si fuésemos mafiosxs “apretando” a inocentes, cuando era en realidad la expresión de los sectores más desfavorecidos exigiendo justicia e igualdad a uno de los más nefastos políticos argentinos: Eduardo Duhalde.

No fue ni la primera ni la última vez que nos ninguneó.

lunes, 8 de junio de 2015

El día que Scioli me pegó


Oscuridad total. Gente corriendo y gritando entre gases lacrimógenos, palos y balas de goma. Hasta perros prendidos fuego. Destruyendo todo a su paso, deteniendo personas como en las épocas más nefastas, ante niñxs y bebés. Así fue la última vez que Scioli me pegó, por reclamar un pedacito de tierra para construir una casa, por atentar contra su negociado inmobiliario.
El último golpe pero no el primero: el año pasado les tocó a lxs trabajadorxs del Diario Hoy. Después de ser despedidxs por reclamar mejores condiciones laborales e intentar afiliarse al Sindicato de Prensa Bonaerense, bloquearon la entrada del diario a modo de protesta y les contestaron con balas de goma y detenciones para amedrentarlxs. Porque la violencia que ejerce Scioli no es sólo física, es también psicológica.
Y es que a Daniel no le gustan los reclamos. Cuando lxs empleadxs de la Dirección General de Cultura y Educación, a principios de este año, pidieron aumentos en sus salarios se lxs reprimió con gases pimienta y lacrimógeno. Y cuando el Frente de Resistencia Territorial denunció a principios de 2014 la falta de asistencia a los comedores populares, se los atacó con balas de goma y plomo, hiriendo incluso a un bebé de 2 meses.  Es tanta su intolerancia que hasta violentó a sus soldaditxs de la bonaerense, esxs que se ensucian las manos por él, cuando reclamaron aumentos en sus sueldos básicos. 

miércoles, 3 de junio de 2015

Desde la cárcel de mujeres también decimos #NiUnaMenos


- Porque para que la justicia haga algo por nosotras una tiene que estar muerta.
- Porque la mujer tiene voz y se tiene que escuchar; la mujer tomó un rol en la sociedad y no podemos permitir que siga habiendo femicidios. ¡Mujeres, luchemos por nuestros derechos!
- Porque yo fui una mujer golpeada, por eso espero que la justicia le de un poco más de cabida a la violencia de género, y poder ser un poco más iguales.
- Porque muchas mamás pierden a sus hijas, como niñas pierden a su madre. Porque no hay justicia y el hombre siempre se queda en su casa como si nada mientras la familia de la víctima sufre y no tienen nada a cambio por el esfuerzo que hicieron. Porque yo también pasé casi lo mismo, estuve dos años con un pibe y me lastimó, me quemó y me cortó el cuerpo. Siempre hice la denuncia pero nunca pasó nada.
- Porque no nos responden cuando hacemos denuncias de agresiones y golpes, cuando a nuestrxs hijxs le quedan secuelas de los hechos, por experiencia propia digo: Basta de violencia de género y justicia por las que no están. Ni una menos.