lunes, 8 de junio de 2015

El día que Scioli me pegó


Oscuridad total. Gente corriendo y gritando entre gases lacrimógenos, palos y balas de goma. Hasta perros prendidos fuego. Destruyendo todo a su paso, deteniendo personas como en las épocas más nefastas, ante niñxs y bebés. Así fue la última vez que Scioli me pegó, por reclamar un pedacito de tierra para construir una casa, por atentar contra su negociado inmobiliario.
El último golpe pero no el primero: el año pasado les tocó a lxs trabajadorxs del Diario Hoy. Después de ser despedidxs por reclamar mejores condiciones laborales e intentar afiliarse al Sindicato de Prensa Bonaerense, bloquearon la entrada del diario a modo de protesta y les contestaron con balas de goma y detenciones para amedrentarlxs. Porque la violencia que ejerce Scioli no es sólo física, es también psicológica.
Y es que a Daniel no le gustan los reclamos. Cuando lxs empleadxs de la Dirección General de Cultura y Educación, a principios de este año, pidieron aumentos en sus salarios se lxs reprimió con gases pimienta y lacrimógeno. Y cuando el Frente de Resistencia Territorial denunció a principios de 2014 la falta de asistencia a los comedores populares, se los atacó con balas de goma y plomo, hiriendo incluso a un bebé de 2 meses.  Es tanta su intolerancia que hasta violentó a sus soldaditxs de la bonaerense, esxs que se ensucian las manos por él, cuando reclamaron aumentos en sus sueldos básicos. 

Sí, Scioli, el del slogan “Scioli para la victoria”.  Aquel que hace unos años en una entrevista expresó con respecto a la dictadura: Había mucha gente que estaba muriendo por ideales absurdos. Bueno, no digo que fueran absurdos, pero no tenían ningún sentido constructivo. Estaban lxs terroristas y lxs militares matándose unxs a otrxs y en el medio lxs secuestradxs.”, manteniendo la aberrante teoría de los dos demonios. Y hoy pretende levantar la bandera de los derechos humanos en un en un proyecto que dice odiarlo pero que lo necesita cada vez que hay elecciones, y que ahora parece no poder ni querer evitar que sea su candidato a presidente.
También cuya pata fuerte de campaña es el eje de la seguridad, decisión oportunista y amarillista que mantuvo durante toda su carrera política. Posicionando falsamente los homicidios dolosos durante robos a mano armada como la mayor causa de muerte, cuando en realidad son los accidentes de tránsito por un número muchas veces mayor. En esa línea incorporó 10 mil nuevxs policías tras pocos meses de entrenamiento. Siempre hablando de la seguridad para algunxs, ¿no?,  porque no menciona la inseguridad que se vive en los barrios donde lxs pibxs son asesinadxs por la bonaerense cada 28 hs., las pibas desaparecidas para ser prostituidas y la droga vendida como caramelos.
Otra que se esconde cuando da una nota, es la complicidad del Servicio Penitenciario Bonaerense en la desaparición forzada de Jorge Julio López. Pero no, mejor no hablar de ciertas cosas.
Y su política de mano dura es distintiva de su proyecto de gobierno, porque no tiembla mientras desmantela la educación pública, no pagándole debidamente sus salarios a más de 20 mil docentes estatales.

Y así nos va pegando la ola naranja. Scioli, botón ¡vos sos la represión!

* Una nota escrita por Josefina Costa 

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