sábado, 8 de agosto de 2015

El día que Bruera me inundó


Yo obvio, nunca lo voté, pero aplaudí en su momento la creatividad del slogan “Bruera es agosto”. Y te comías un poquito la idea de que era algo distinto, que iba a ser otra cosa. Pero una vez pasado el remolino electoral, cuando ya van un par de meses de gestión, se sabe que nunca es como prometieron en los panfletos. La gente empieza a conformarse con la brillantina, con la fiesta del tomate platense, la fiesta del pan dulce con frutas secas, la del maní cervecero, la de la manzana embebida en caramelo. Te parece simpático que venga Piñón Fijo a la Plaza Moreno para el día del niño.

Y otra vez vuelven las campañas, la hora de votar, y aparecen de nuevo las propuestas fuertes: “inclusión”, “transporte”, “salud”. Las importantes, las que son dejadas de lado durante el mandato porque se priorizan las paredes limpias y las veredas barridas. Y bueno, gana esa idea de que “a este ya lo conozco”, que “no es tan malo”, que “con otro podría ser peor”. Y aparece la reelección.

La movida es que nadie se imaginaba que era para tanto, que mientras se hacían pavadas se dejaban de hacer cosas que se necesitaban posta. Y te olvidas de dimensionar que las decisiones de un tipo –y lxs que trabajan con él- pueden cambiar tanto tu vida, y la vida de los otros. Ellos ya sabían que existían las condiciones para que ocurra la inundación del 2 de Abril de 2013, nos enteramos que ya sabían. Les presentaron los informes de la UNLP y de otros expertos que se habían hecho en base a inundaciones previas (2002, 2005 y 2008); había un decreto -el 486/08- que dictaba Estado de emergencia hídrica en partidos de la provincia, entre ellos La Plata, Berisso y Ensenada; y un amparo presentado tras la sanción del Código de Ordenamiento Urbano (COU).

Tenían que escuchar las alarmas, hacerse cargo, invertir, llevar adelante las obras hídricas-hidráulicas que faltaban, diseñar un plan de contingencia, y demás medidas necesarias. Pero se hicieron los boludos. Decidieron no hacerlo, así me jodieron a mí, a vos y a tanta gente que hoy escucha llover y se le contractura el estómago.


Y cuando pasó, ¡qué vergüenza! El famoso tuit de Bruera “Desde ayer a la noche recorriendo los centros de evacuados”, y el chamuyero todavía estaba en Brasil con una caipiriña en la mano. Porque bueno, ponele que justo estabas haciendo castillitos de arena cuando ocurrió la tragedia, ok, pero volvé y hacete cargo loco. Hubo ausencia total del Estado durante la inundación, carencia de un plan de emergencias. Los vecinos en las peores condiciones tuvieron que auto-evacuarse y generarse redes de solidaridad para darse una mano entre todos. Y la municipalidad lo único que desparramó fue docenas de punteros entorpeciendo el ingreso a los barrios afectados. Punteros y la militarización de la ciudad, así estuvo presente el Estado y respondió Bruera a la tragedia. Cuando los vecinos quisieron manifestar y visibilizar el calvario que estaban viviendo, la gendarmería en vez dar una mano en lo que se necesitaba, tenía la orden clara de desarmar piquetes con violencia y represión, y amenazar para mantener a la gente quieta y callada.

Y apareció también, como una bochornosa solución a los problemas la famosa mochilita “anti inundación”, con consejos sobre cómo actuar ante “lluvias intensas” y sugiriendo tener adentro, entre otras cosas, una radio con pilas, alcohol en gel y un chocolate. ¡Cómo se nota que a Pablo no lo tapó el agua! Cómo se nota que sus familiares tampoco sufrieron la catástrofe, que no le dolió en el pecho lo que sucedió. Porque andar dibujando los números reales de personas fallecidas, censurando muertos como en las épocas más tristes de nuestro país, eso sí que es ser cobarde y nefasto.

Pero Pablo no es sólo inundaciones, está el caso del chanchuyo en el que estuvieron involucrados funcionarios brueristas y hasta su hermano, Mariano Bruera, por el pedido de coimas para lotear tierras para planes PRO.CRE.AR. Aunque, como siempre, nunca sale demasiado sucio de las polémicas, si los dos diarios principales de la ciudad simpatizan mucho con él –El día y Hoy-. Igual Pablo, si algo ha logrado durante estos 8 años de gestión es demostrar que el derecho a la vivienda digna le importa un carajo.

En las localidades que rodean al casco urbano platense hay casi 19.000 viviendas precarias, en las 118 villas y asentamientos que existen -20 surgieron en los últimos cinco años y 80 están expuestos a riesgos ambientales o urbanos- O sea que son 150.000 los platenses que viven en condiciones indignas (un 23% de la población). Paradójicamente, La Plata es la segunda ciudad con más vivienda ociosa de la provincia. Pero estas casas desocupadas, ostentosas, no fueron construidas para las familias sin techo. Durante la gestión de Bruera se aumentó en un 54% el área urbana edificable, en el marco de la Código de Ordenamiento Urbano, también aprobado bajo su mandato, a favor del negocio inmobiliario e indiferente al crecimiento de villas y asentamientos.

Y acá estamos de nuevo, en otro año electoral. Periodo en el cual el eje mediático de la (in)seguridad está más que de moda y nuestro intendente no tardó en subirse a la ola de la mano dura style, con la nueva y cordial Policía Local. Policía precoz y más uniformada que formada, con sus boinas azul marino, que pretenden hacerlos diferenciar de la Policía Bonaerense, pero sabemos que las ordenes y la plata bajan del mismo lado. Policía que, sabemos, es más parte del problema que de la solución. Y que, para seguir profundizando el modelo punitivo de ciudad, ahora, además de criminalizar la pobreza, tiene la orden de criminalizar a los artistas callejeros.

De la mano con la movida “pro cultura local” bruerista: controlar, ordenar, limitar y regularizar el arte público y urbano. Obviando, por un lado, las relaciones que los artistas generan con el espacio y el contexto social. Encarando la cuestión desde la ignorancia plena y la lejanía absoluta.

Quién lo diría: después de años de búsqueda, desvelo y debates en la historia del arte, parece que Pablo Bruera encontró la teca para identificar qué es arte y qué no, y va a concederle a los verdaderos artistas un marco verde sobre una pared blanca, símil librito para colorear, para que decoren la ciudad de las diagonales.

Pablo, sos miserable, chamuyero, especulador, berreta e inundador. Tus carteles dicen “vamos juntos”, yo con vos no voy a ningún lado.

-Nota escrita por Clara Perez Cejas-

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