En algún lugar de la ciudad dos sujetos se encuentran.
Se ven por primera vez, no hay nada entre ellos, solo: el mismo aire, la diferencia de sus rasgos, el color de sus pieles, los sonidos que sus lenguas hacen al querer amar. Pero no. Hay quién elige poner antagonismo y desigualdad, haciendose conquistador; luego de horas de discusión; el conquistado cesó, se resignó ante la falta de amor y luchó. Enfrentados de uno y otro lado, dominador y dominado, contemplaron la única construcción que juntos animaron.
Releo y me pregunto si la lucha no estaba allí desde antes de la resignación, porque desde un principio están las diferencias (de rasgos y después, de poder).
ResponderEliminarCon palabras como estas se construyen puentes.
Gracias por compartirlas.