lunes, 14 de abril de 2014

Seguridad: ¿Cómo apagamos el incendio?*



La seguridad es uno de los temas que está en boca de todos, pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de seguridad? Comúnmente se hace referencia al delito en las calles y en los barrios, y a la falta de medidas para combatirlo. Propuestas vacías que buscan que se actúe sobre los hechos pero no sobre las causas son el spot de campaña de muchos políticos: más mano dura sobre los delitos, mayor presencia policial, bajar la edad de imputabilidad para los menores, cámaras en los barrios. Para ser más explícitos, se busca cortar la mano antes de pensar por qué la mano tomó lo que tomó, o qué motivos tiene para hacerlo.


Lxs que venimos del barrio, pateamos la calle, andamos por la esquina, hablamos con lxs vecinxs, sabemos dónde encontrar sus causas, y sabemos que los problemas son otros. Sabemos que lxs pibxs están más en la calle que en la escuela, porque el colegio está en malas condiciones, desbordado y no los contiene. Sabemos que sus padres no tienen laburo digno, o están presxs y no pueden hacerse cargo de ellxs. Sabemos que no se puede acceder a condiciones dignas de salud a pesar del esfuerzo de lxs médicxs porque los hospitales no tienen insumos. Sabemos que la corrupción policial alienta la delincuencia y hace un negocio con ella, amenazando a lxs pibxs para que delincan para ellxs. Sabemos, además, que los funcionarios no cumplen con sus obligaciones y no hay nadie para juzgarlos por su mala praxis. Entonces, todo esto, ¿no es también falta de seguridad?

Aunque hay políticas sociales desde el gobierno, su apuesta sobre la seguridad está volcada en soluciones rápidas, muy rápidas, demasiado rápidas y duras. En vez de invertir en lo que falta de seguridad social, en el bienestar social y en igualdad, hay cada vez más presupuesto para el control y la intervención policial. Se pone a los barrios en una situación de permanente violencia estatal y se muestra quién es el/la delincuente por tu ropa, tu casa o tu calle, y se aumenta el número de cárceles y presos cuando se sabe que la cárcel no sirve para nada. Se invierte cada vez más recursos en políticas de mano dura, con la excusa de reducir los índices de inseguridad, pero en los barrios la cosa está cada vez más prendida y al incendio lo quieren apagar con nafta.

Para nosotros no debe ser así. Si sabemos que el que roba es mayormente el pobre, al que le faltó un plato de comida, un juguete, una escuela que lo contenga, salud para él o ella y para su familia, la solución debe ser otra. Para nosotrxs, la solución es invertir esa plata destinada al control y las fuerzas de seguridad en más escuelas para los pibes y en mejores condiciones, más trabajo y oportunidades, en espacios para que practiquemos deportes y actividades recreativas, en incentivo de cooperativas en los barrios, en que la gente pueda controlar el accionar de las fuerzas de seguridad y que estás no hagan lo que quieran. En que se pueda juzgar la corrupción. Y lo más importante: que tengamos una vivienda digna. En fin, que se nos permita tener condiciones para soñar, realizar nuestros proyectos y que tengamos ganas de tener otro futuro con nuestra familia. ¡Que tengamos lo que nos corresponde! Tírenle más nafta a este incendio y fíjense cómo podrán controlarlo. Pero prueben tapar esa hoguera con sueños y proyectos y verán que no tendrá más lugar para emerger.

Compañeros desde adentro

Nota publicada en la revista Atrapamuros #5

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