sábado, 14 de septiembre de 2013

Políticas para la vida no se logran con más policía

Fotografía: Georgiana SaintClair
El pasado viernes 6 nos encontró llevando a cabo la jornada “Basta de falsas soluciones policíacas, ¡Queremos políticas para la vida!”, organizada junto al espacio de niñez del FPDS – CN, el Foro por los derechos de la Niñez, Adolescencia y Juventud de la Provincia de Buenos Aires, y el Programa de Niñez, Derechos Humanos y Políticas Públicas de la Facultad de Derecho.

El encuentro entre estas organizaciones no fue casual ni tampoco primerizo. La afinidad en algunas cuestiones relacionadas a la situación de la niñez y adolescencia, así como a los modos de trabajar en las problemáticas que la rodean ya nos había cruzado en otros tiempos. Ahora, la lectura sobre la situación del lugar donde militamos, la ciudad de La Plata, nos llevó a cruzar camino nuevamente. Es que la ciudad viene siendo escenario del recrudecimiento de la violencia hacia lxs niñxs y jóvenes, y es en esta situación donde enmarcamos el asesinato de Soledad Bowers- joven que estaba haciendo fila en la vereda para entrar a un recital y cayó víctima del disparo de un policía que corría a unos pibes que habían robado a una cuadra del lugar-.



Nótese que hablamos de “recrudecimiento de” y no de violencia a secas. Porque la violencia es moneda corriente más allá de lo que pensamos y más acá de lo que vemos o queremos ver. Hablamos de la violencia económica, que cerca con la pobreza a nuestros barrios y con ello a nuestra niñez y juventud. Violencia que se entreteje con la enfermedad y la falta de un sistema de salud que por lo menos de caricias que apacigüen el dolor. Violencia del sistema educativo que excluye y deja como única escuela a la calle, institución donde se aprende el arte de sobrevivir. Violencia estatal que no garantiza los derechos básicos de la niñez, violencia policial, que persigue, hostiga, recluta, golpea y mata a nuestros pibxs, violencia de conciencia tranquila al dar $2 al/la pibx que pide en los semáforos, violencia de indiferencia a la desigualdad que nos rodea… en fin, violencias que se entretejen y golpean a la niñez.

Entonces, es este el diagnóstico del que partimos y al que las organizaciones debemos hacer frente en el día a día. La particularidad de la coyuntura actual es que tras los resultados de las PASO, lxs candidatxs se lanzan a la carrera electoral con discursos punitivistas y de mano dura, enarbolando la bandera de la (in)seguridad y recurriendo a propuestas como la militarización del territorio, el otorgamiento de mayor discreción a las fuerzas de seguridad, la propaganda de las tecnologías y armas nuevas; medidas todas que no hacen más que profundizar la vulneración y estigmatización de los territorios en los que se aplican.
Nos encontramos en un contexto por demás difícil para lograr que se escuche una voz distinta. Cuando la gente no quiere oír otra cosa que las propuestas demagógicas que los partidos emiten con el fin de que se los escuche y de obtener votos, el hablar de salud, educación y trabajo para lxs jóvenes choca rotundamente con las propuestas que prometen acabar punitiva y rápidamente con la inseguridad.

Por esto es que creemos fundamental que las organizaciones que trabajan día a día con la niñez y que asumen con compromiso las tareas de las que el Estado se desentiende, coordinemos acciones concretas que apunten a lograr que esa voz diferente sea escuchada. De hecho, la conferencia de prensa y la marcha del pasado viernes tenían ese objetivo, fueron pensadas como la primer iniciativa de una coordinación conjunta que nos lleve a correr el eje de la discusión, y lograr que se legitimen e implementen las políticas para la vida. Sabemos que una ciudad militarizada y que criminaliza, encierra y asesina a lxs jóvenes no es una ciudad más segura, pero debemos demostrarlo.

Marino C.

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